La multitud rompe en gritos el silencio que acostumbra guardar el cuadrilátero. Una y otra y otra vez, ves como las luces del escenario pierden su nitidez a causa de los golpes que recibes, el sudor corriendo por tú rostro, los pies endebles y unas ganas inmensas de que termine pronto la pelea, has lanzado también los golpes aprendidos en los entrenamiento, pero los golpes contrarios te tumban a la lona y sientes como te alejas de la victoria. De igual manera la vida te da golpes que por mucho que tu resistas, por mucho que los evites, te cansarás; tus golpes serán débiles y tus piernas como de porcelana; la esperanza de ganar se opaca y algunas veces se pierde, es ahí en medio de los abucheos  donde escuchas la voz del entrenador diciendo: ¡levántate, levántate!; ya no solo hay sudor en tú rostro, ahora lo acompañan destellos de sangre, hinchazones y comentarios negativos que son tan punzantes como los golpes recibidos. Vives en un cuadrilátero con millones de personas, las caras que ves a diario son tantas como las estrellas de la noche; es fácil caer en la rutina, sentir lo rápido que pasa el tiempo a buscar seguridad, títulos y posesiones, pero en el interior buscas más; late en ti el deseo que alguien te ve y te conoce. A lo lejos se escucha  un conteo regresivo, más que un conteo, un ¡ya tu no vales lo mismo!, ¡Hey! Fuiste, pero ya no eres el que peleaba y ganaba, ahora eres un débil, un fracasado, el temor te ha rodeado y gigantes te han emboscado, la sombra y el frío te consumen, y haz llegado a pensar que fallaste a tu raza, pero es ahí donde la esperanza te impulsa a buscar una melodía a la oposición, la esperanza es el clamor del humilde y la canción de victorias, la esperanza dice cuando pases por las aguas él estará contigo, cuando pases por los ríos no te ahogaras, cuando camines por el fuego  no te  quemaras, las llamas no te consumirán, él es tu creador  la esperanza delas naciones, él sabe los planes que tiene para ti planes para tu bien y no para tu mal, planes para darte esperanza y un futuro, él es el buen pastor, así que mis hermanos en él tu eres una nueva creación, lo viejo ya pasó y lo nuevo ha llegado la esperanza te estrecha su mano no solo para conocerte, sino  también para sostenerte porque la esperanza conoce tu nombre y tú conoces el suyo, JESÚS.  

Recuerda que las palabras de este libro fueron escritas por alguien que está vivo para cumplirlas en tu vida, él triunfó en el Gólgota y te ha hecho un campeón.

RAZA DE CAMPEONES

- Pst. Andrés Bonza