Octubre 22, 2025
A veces la libertad no se mide por las rejas que nos rodean, sino por los lazos que no se ven. Hay corazones que sonríen, pero por dentro están cansados de arrastrar un peso invisible. Son heridas que no sanaron, culpas que no se fueron, pensamientos que regresan cuando cae el silencio. Y aunque caminan con fe, sienten que algo los jala hacia atrás. Pero Dios no nos llamó a vivir a medias ni a avanzar con cadenas. Él nos invita a soltar, a romper, a respirar de nuevo. Porque la verdadera libertad no se encuentra en huir, sino en dejar que Cristo desate lo que nos ata. Hoy, más que nunca, el Señor quiere verte libre.